Tanto en la comunicación externa como en la interna conviene ofrecer un lenguaje inclusivo. Esto beneficia a la empresa de muchas maneras: mejora nuestra imagen, atrae talento diverso y visibiliza el compromiso de la entidad con la igualdad.
El uso del lenguaje no sexista es uno de los ladrillos que podemos usar desde nuestra empresa para fomentar y apuntalar la igualdad. Tal y como dice la escritora Elvira Sastre, “el lenguaje es también una herramienta de cambio” y todos y todas somos parte de ese cambio hacia un mundo con más paridad. No solamente se trata de una obligación legal, sino que ofrece muchos beneficios para las empresas que lo implementan e incorporan en su cultura organizativa. Enumeramos algunos de ellos:
- Fomenta la diversidad e inclusión: El lenguaje no sexista crea un ambiente más inclusivo donde todas las personas empleadas se sienten valoradas y respetadas, independientemente de su género u orientación sexual. Esto promueve un clima laboral más positivo y colaborativo.
- Atracción y retención de talento: Las empresas que utilizan un lenguaje inclusivo atraen a un grupo más diverso de talentos. Esto puede aumentar la competitividad de la empresa al acceder a una variedad de perspectivas y habilidades que de otro modo podrían pasar desapercibidas.
- Mejora la imagen de la empresa: Adoptar el lenguaje no sexista refleja una imagen progresista y comprometida con la igualdad de género. Esto puede mejorar la percepción de la empresa tanto entre las personas miembro de su plantilla, como entre su clientela y agentes comerciales.
- Cumplimiento de la norma: En muchos lugares, la legislación y las políticas gubernamentales requieren que las empresas promuevan la igualdad de género y eviten la discriminación. Utilizar un lenguaje no sexista es una forma de cumplir con estos requisitos legales y evitar posibles sanciones.
- Comunicación efectiva: El lenguaje no sexista puede ayudar a evitar malentendidos y confusiones en la comunicación interna y externa. Esto es particularmente relevante en entornos empresariales globales, donde las diferencias culturales pueden acentuar la importancia de la precisión en la comunicación.
- Mayor compromiso de las personas trabajadoras: Las y los empleados se sienten más valorados y comprometidos cuando perciben que la empresa se preocupa por su bienestar y promueve un ambiente inclusivo. Esto puede conducir a una mayor productividad y retención de talento.
- Reducción de conflictos y tensiones: El uso del lenguaje no sexista puede contribuir a reducir los conflictos y tensiones en el lugar de trabajo, ya que evita comentarios o expresiones que puedan resultar ofensivos o discriminatorios.
- Adaptación a las demandas del mercado: Los y las consumidoras cada vez valoran más a las empresas que abrazan la igualdad de género y la diversidad. Utilizar un lenguaje no sexista puede ayudar a una empresa a alinearse mejor con las expectativas del mercado y aumentar su base de clientes.
En resumen, adoptar el lenguaje no sexista en una empresa no solo es un paso importante hacia la igualdad de género, sino que también tiene beneficios tangibles en términos de cultura corporativa, atracción de talento, imagen de la empresa y relaciones con los clientes. Es una inversión en un futuro más equitativo y exitoso para la organización.