En un mercado laboral en constante evolución, las mujeres con discapacidad en España enfrentan una doble discriminación que limita su acceso al empleo y perpetúa desigualdades estructurales. Representan el 44% de las personas en edad laboral con discapacidad, pero solo el 35% están activas en el mercado, y apenas el 22,2% tienen empleo. A pesar de un marco normativo sólido y avances graduales, las empresas deben redoblar esfuerzos para integrar a este colectivo, cuyo talento y resiliencia pueden enriquecer la economía y fomentar entornos empresariales más equitativos.
Los datos revelan la magnitud del desafío. En los últimos diez años, el empleo para personas con discapacidad creció 5,9 puntos, pero para las mujeres, el progreso es más lento: de 271.765 contratos firmados en 2024, solo el 41% fueron para ellas. De las 841.000 mujeres con discapacidad en edad laboral, únicamente el 26,8% tiene un contrato. La tasa de paro alcanza el 22,4%, siete puntos por encima de la media para personas sin discapacidad, y el 56,3% lleva más de un año desempleada. La brecha salarial agrava la situación: ganan 8.710 euros menos al año que los hombres con discapacidad, una diferencia del 8,89%. Además, el 30,6% enfrenta riesgo de pobreza, y el 64,9% permanece fuera del mercado laboral, evidenciando barreras sistémicas.
Sectores laborales, estereotipos y retos de inclusión
Las mujeres con discapacidad se concentran en sectores como los servicios (restauración, cuidados personales, seguridad, ventas), sanidad, educación y comercio minorista, a menudo en centros especiales de empleo con roles adaptados. Estas áreas, aunque esenciales, suelen ofrecer condiciones menos favorables y menor proyección profesional. Sectores como la agricultura, la industria o la construcción son prácticamente inaccesibles, lo que refuerza la segregación ocupacional y limita la diversidad de oportunidades para este colectivo.
Los prejuicios infundados obstaculizan la inclusión. Se asume que tienen menor rendimiento, aunque los estudios demuestran que, con las adaptaciones adecuadas, su productividad iguala o supera a la media. El mito del alto absentismo también cae: presentan menor rotación y mayor fidelización que otros grupos. Las adaptaciones, lejos de ser costosas, suelen ser asequibles o gratuitas, con incentivos fiscales que las hacen viables. Aunque solo el 4% ocupa puestos de dirección, estas mujeres demuestran capacidad para roles de liderazgo, desafiando la percepción de que no están preparadas para grandes responsabilidades.
Marco legal y oportunidades empresariales
España cuenta con herramientas legales para impulsar la inclusión. La Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad (Real Decreto Legislativo 1/2013) establece prestaciones económicas, servicios de integración laboral y medidas de accesibilidad y la cuota de reserva del 2% en empresas con 50 o más personas en plantilla, obliga a la contratación de personas con discapacidad, complementada por subvenciones, bonificaciones en cotizaciones sociales y ayudas para ajustes razonables, como horarios flexibles o entornos adaptados.
Las empresas tienen un papel crucial. Implementar cuotas activas, programas de formación y campañas contra estigmas no solo cumple con la ley, sino que genera beneficios tangibles: equipos diversos impulsan la innovación, mejoran la reputación corporativa y fortalecen la competitividad.
En 2023, la tasa de actividad para personas con discapacidad alcanzó el 35,5%, un avance que podría acelerarse con estrategias específicas para mujeres. Acciones como talleres de sensibilización, ajustes ergonómicos y mentorías para el desarrollo profesional son pasos concretos hacia entornos más inclusivos.
Porque la inclusión de las mujeres con discapacidad no es solo una cuestión de justicia, sino una oportunidad estratégica. Cada paso hacia su integración construye un mercado laboral más justo y dinámico. Con compromiso sostenido de empresas, gobiernos y sociedad, el talento de estas mujeres puede transformar el panorama empresarial, demostrando que las barreras no son insalvables cuando se apuesta por la equidad.
