Si algo es indudable, es que desde siempre y desafortunadamente ha existido una gran desigualdad en la sociedad.
La figura masculina ha sido percibida como el trabajador, mientras que la femenina era la que se encargaba de las tareas del hogar.
Poco a poco, esta visión ha ido cambiando y cada día más mujeres son independientes, pero sigue habiendo una gran brecha en cuanto a igualdad de oportunidades en el ámbito laboral.
Muchas empresas han implementado una política que han disminuido esa desigualdad. Sin embargo, aún existen espacios donde todavía no se reconoce lo necesario de estas medidas y los beneficios que acarrean no sólo a nivel social, sino también a la gestión del talento y al ambiente de trabajo de la propia empresa.
Independientemente del género, todas las personas tenemos algo con lo que contribuir, algo que dar, algo con lo que colaborar, seamos hombres o mujeres. Por lo que el género no tiene que ser un fundamento que defina el salario, el cargo o las oportunidades que se debe de tener en una empresa.
La desigualdad solo trae consigo un ambiente injusto que favorece la improductividad, que perjudica el trabajo en equipo y que desaproveche habilidades y capacidades valiosas.
Está demostrado que una empresa que implementa la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres fortalece el trabajo en equipo.
Cuando la igualdad se comienza a ejercer, muchas creencias sociales y aspectos negativos desaparecen: pensar que alguien es mejor que otra persona únicamente por su sexo, dificultades de comunicación por prejuicios o sesgos de género, pérdida de oportunidades por la ausencia de determinadas opiniones, etc.
Cuando las mujeres sienten que se les discrimina laboralmente, pierden la motivación, ya que no pueden afrontar retos y superarse a sí mismas, no obtienen el mismo salario que hombres que ejercen el mismo puesto, etc.
Si, por el contrario, se valora más su trabajo, aumenta la productividad en ambos géneros y además encuentran la inspiración que necesitan para conseguir nuevos objetivos.
Si se concede igualdad de oportunidades a hombres y mujeres, todos se sienten más valorados por la empresa y ello genera un mayor compromiso con los valores y metas.
Además, demostrar los valores que tienes como empresa puede hacer que tus clientes se sientan más identificados contigo y exista una mayor lealtad.
En resumen, la igualdad de oportunidades en empresas es beneficioso en todos los sentidos.
Todavía estás a tiempo de cambiar el rumbo y la perspectiva de tu organización.